En 2006, el lanzamiento de la película del director de Benin, Sylvestre Amoussou, pasó casi totalmente desapercibido en Occidente. Sólo alguna de proyección puntual en Europa y en América, prácticamente sin taquilla y de modo marginal en festivales de cine africano. «Africa Paradis» nos habla de un futuro imaginario en el que, después de unos años de prosperidad, África se convirtió en una especie de El Dorado para millones de europeos en paro, obligado a lidiar con el aumento de la pobreza en el «viejo continente». Una escena de esta película, muy provocadora en su momento, nos muestra a un policía africano que discute con Pauline, inmigrante ilegal francesa sin documentos y tratando de regularizar su situación precaria, para que no le entregue una carta de expulsión.
Es verdad que durante estos años, África, ciertamente, no ha alcanzado la prosperidad que se describe en la película de Amoussou, pero varios países africanos ocupan un lugar en lo más alto de los que presentan mayores ritmos de crecimiento económico. En cuanto a Europa, presenta todos los síntomas de un enfermo: crisis del euro, aumento del desempleo, la creciente deuda de los estados a pesar de todos los esfuerzos para reducirla… En esto, la predicción de Sylvestre Amoussou parece ahora hacerse realidad … Así, la escena de un éxodo masivo de los jóvenes europeos ha comenzado a aparecer. En particular, los países de habla portuguesa, que han dado el «dó de pecho» de esta trashumancia humana: en Angola y Mozambique, miles de brasileños y portugueses han emigrado en busca de fortuna. Con una tasa de desempleo de los jóvenes que se acerca al 36 % en los países de origen, se estima que en los últimos años, más de cien mil portugués se han unido a los otros cien mil que ya residían en Angola. Trabajan sobre todo en la construcción y las obras públicas, en el petróleo y la enseñanza. Junto a ellos, “aventureros” pertenecientes a lo que se ha dado en llamar “generación perdida”, han abandonado Lisboa, Coimbra o Porto y encuentran trabajo en los astilleros de Talatona, un suburbio de Luanda, en Malanje o en el eje Lobito-Benguela, sin aparecer en las estadísticas oficiales de la emigración angoleña. Y si la crisis se profundizará aún más, es probable que esta tendencia se acentúe…
¿Vamos camino de una espectacular cambio de la situación y una espectacular inversión de de los flujos migratorios históricos?. Difícil de decir. Pero hay que reconocer que esta película nos pone en el lugar de los otros, nos sitúa ante los ojos a nosotros mismos en una nueva Lampedusa, Ceuta, o Rio Grande. Un maravilloso ejercicio de EMPATÍA que no te debes perder.
Para acercarnos aún más a la realidad de las dificultades a las que se enfrentan actualmente las personas africanas que desean entrar en el «paraíso» europeo, durante la proyección nos acompañará un voluntario de la Fundación ACCEM, ONGD que ayuda a Refugiados e Inmigrantes, favoreciendo su inserción en nuestra ciudad.